El intento (fallido) del Puerto de Sevilla para controlar la EBD y Doñana

Ricardo Gamaza 11/12/2014.- Enlace a la noticia...

Miguel Ferrer, delegado en Andalucía del CSIC, tras ser contratado por el Puerto de Sevilla, trató sin éxito de sustituir al director de la Estación Biológica de Doñana que finalmente no fue cesado. Ferrer también intentó ‘colarse' como interlocutor científico en el Consejo de Participación de Doñana.

Existen comisarios políticos pero también existen comisarios político-científicos. Es el caso de Miguel Ferrer, quien fuese director de la Estación Biológica de Doñana (EBD) en uno de los momentos más críticos que vivió el Parque con el vertido tóxico de Boliden Aprisa en 1998. Asumió el cargo en 1996 y se aferró a él hasta el año 2000, cuando fue sustituido Fernando Hiraldo, un perfil totalmente diferente al de Ferrer. Ferrer es el científico del PP para Doñana, como ha demostrado hace años al bailarle el agua a la ministra Isabel Tocino primero y después a Jaume Matas y ahora al encargarse de hacer el trabajo sucio para lograr el Dragado del Guadalquivir, un proyecto que el PP apoya sin paliativos.

El desembarco de Ferrer en la cúpula del Consejo Superior de Investigaciones Científicas hace un par de años tenía un claro objetivo: controlar la Estación Biológica de Doñana, dirigida por Juan José Negro, un científico sin intereses políticos y ajeno a los movimientos de los despachos de Moncloa. Un científico independiente de esos que molestan para poder sacar adelante proyectos como el dragado del Guadalquivir que quiere hacer el Puerto de Sevilla con el respaldo, entre otros, del alcalde del PP de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Para ello, Ferrer logro que lo nombrasen coordinador institucional en Andalucía del CSIC, un cargo que ya existía pero que hasta la llegada de Ferrer a él era simplemente un puesto organizativo que, como su nombre indica, coordinaba los diferentes centros que el CSIC. Con Ferrer al frente la cosa cambió: envió cartas a diestro y siniestro para dejar claro que él era el representante del CSIC en Andalucía, y hasta trató de ocupar el puesto científico de la Estación Biológica de Doñana -uno de los centros del CSIC en Andalucía- en el Consejo de Participación del Espacio Natural. Ahí pinchó en hueso porque desde la dirección del Parque le respondieron que la representación recaía en el director de la EBD.

Tras este ‘inconveniente' que encontró Ferrer no dudo en mover sus contactos para tratar de que se cesara al director de la EBD, Juan José Negro, que llego a ser llamado a consultas a Madrid, momento que Ferrer utilizó para buscar ya su sustituto entre los despachos del la EBD, dando por hecho que el CSIC en Madrid iba a cesar fulminantemente a su director. Pero no fue así. Sin argumentos para defenestrar de su puesto al director de la EBD, Negro volvió en el AVE a Sevilla conservando su puesto. En cualquier caso, Ferrer no logró que nadie le diese un sí para al puesto de director de la EBD puesto a dedo por él y que sirviese a sus mandatos como un perro fiel.

¿Por qué ese interés en sentarse en el Consejo de Participación de Doñana? Sencillo. Este órgano ciudadano ha mostrado su rechazo al polémico proyecto de dragado del Guadalquivir. A partir de aquí empieza a dejarse ver el interés de Miguel Ferrer -o de sus ‘amos'- en entrar en un órgano independiente para tratar de influenciar en él. La EBD además es una entidad de mucho prestigio y su aval o rechazo científico a actuaciones que incidan en Doñana tiene un peso específico crucial para tumbar o sacar adelante proyectos. Lo sabía muy bien Felipe González, el ex presidente del Gobierno, que durante un tiempo estuvo presidiendo el Consejo de Participación de Doñana a la vez que era miembro del consejo de Administración de Gas Natural, una empresa que aún batalla para lograr hacer depósitos de gas en el subsuelo de Doñana. Felipe tampoco logró sacar adelante el proyecto de Gas Natural gracias a su puesto en el Consejo de Participación de Doñana, pero lo colocó en la línea de salida hasta el punto de que Gas Natural ahora reclama una indemnización millonaria a la Junta de Andalucía por denegarle hacer sus depósitos de gas.

Que Miguel Ferrer cuida de los intereses del Puerto de Sevilla es algo manifiesto desde que se hizo público que era el beneficiario de un proyecto muy cuantioso para el estudio de avifauna en Doñana pagado por el Puerto de Sevilla y que se ha concedido sin publicidad, es decir, a dedo. Un proyecto del que el mismo director de la Estación Biológica de Doñana (la entidad por la que se contrata a Miguel Ferrer, ya que sería el beneficiario del proyecto como investigador de la EBD) dijo no tener constancia en la última comisión de investigación. Tampoco sabía nada de este proyecto el director del Espacio Natural de Doñana. Todo indica, por tanto, que las negociaciones se hicieron entre Puerto de Sevilla y Miguel Ferrer, quien para terminar de redondear su currículum es, además de delegado del CSIC en Andalucía, asesor científico de Minas las Cruces, la mina de Gerena (Sevilla) que se enfrenta en la Fiscalía a varios delitos ambientales, presidente de la Fundación Migres, de la que se salieron hace años las asociaciones ecologistas más significativas por ‘desacuerdos' con Ferrer, y asesor de Red Eléctrica Española. Una compatibilidad y uso de cargos que tal vez sea legal, pero desde luego pone en entredicho su ética profesional y sobre todo su independencia. En todo caso, sí que explica el titular en ABC en el que Ferrer afirmaba que el Dragado del Guadalquivir era viable.

Enlaces:

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