UNA CUESTIÓN DE DEMOCRACIA

01/03/2009 ADTA.

El Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (POTAUS) dice que hay casi 14.000 hectáreas de suelo urbanizable preparado para construir, más del 70% del suelo ocupado en toda la historia.

El documento provisional cifraba en 9.000 hectáreas el suelo urbanizable residencial (en el definitivo esta cifra no se especifica, aunque puede haber aumentado). A razón de 40 viviendas/hectárea, habría capacidad para 360.000 viviendas y 972.000 habitantes más ( a 2,7 habitantes por vivienda), es decir un incremento del 67% de la población actual. Con el actual crecimiento de 15.000 habitantes/año, podríamos crecer durante 65 años, sin necesidad de clasificar más suelo. Y esto sin contar con que hay un 23% de viviendas vacías.

Además, el POTAUS incluye un enorme número (setenta) de Áreas de Oportunidad, convirtiendo en discrecional la figura de “oportunidad”, hasta hacer de la excepción la regla. Las Áreas de Oportunidad incrementarán el suelo urbanizable hasta más del 90% del suelo ocupado en toda la historia. Incrementarán el suelo urbanizable productivo hasta el 300%. A esas cifras se añadirá el suelo que clasifiquen los PGOU que sin duda apuntan muy alto. No olvidemos que se han flexibilizado los límites impuestos por el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA) hasta hacerlos irrelevantes. Además, la ubicación y forma de las áreas de oportunidad contradice el modelo de ciudad enunciado por el propio POTA: crecimientos alejados del núcleo principal de las poblaciones, especialización funcional del territorio (lo que conlleva la imposibilidad de integrar usos de viviendas, de empleo, de educación, de suministros y de recreo), carencia e imposibilidad de establecer un transporte público de calidad, etc.

Una generación va a ocupar más suelo que el ocupado por todas las generaciones anteriores. ¿Es esto sostenible?. Veamos.

La eficiencia es, de acuerdo con los expertos, uno de los principios básicos para la sostenibilidad. Somos cada vez más eficientes reciclando, consumiendo energía, consumiendo agua, ... No así en el “consumo” de suelo, a la vista de las cifras anteriores. Frente a la “reutilización” del suelo existente, se impone un modelo expansivo de ocupación.

El principio de prudencia, no sale mejor parado. En efecto, si no es necesario a corto-medio plazo, y a la vista de las cifras no lo parece, no es prudente clasificar esa disparatada cantidad de suelo. Y el mismo concepto de sostenibilidad vinculado a la asunción de límites, tampoco sale muy bien parado.

No parece,por tanto, que el POTAUS cumpla con el principio de sostenibilidad, que proclama la nueva Ley de Suelo y el POTA.

Pero, ¿porqué se hace todo eso? A la legal función social del suelo, anteponen su función como “producto” de mercado, instrumento financiero (con alto componente especulativo) y fiscal (fuente de financiación de los ayuntamiento). Las normas en su mayor parte, regulan el proceso de “producción” y edificación (cuando se produce). Una vez el suelo ha sido transformado en solar, carece de regulación. Se puede “acaparar” y “monopolizar” (amplias zonas de pocos propietarios), “almacenar” de forma permanente, especular con él y todo ello en forma perfectamente opaca. Resulta inquietante, que parte del dinero que el estado pondrá en manos de los bancos, por la crisis, con la intención de hacerlo llegar a la economía productiva, termine “enterrado” en suelo a la espera de “mejores tiempos”, en detrimento de la financiación de empresas, particulares, proyectos productivos e innovadores, etc .

Ahora, que dramáticamente ha quedado de nuevo demostrado que los mercados no funcionan solos, Nuestras Autoridades Públicas deberían revisar la política neoliberal de suelo y vivienda, asumir políticas más acordes con su función social y la sostenibilidad del planeta, así como rescatar y aplicar el POTA votado en el Parlamento de Andalucía. Es una CUESTIÓN DE DEMOCRACIA.

Manuel Librero Ruiz.
José Luis Bueno Mingallón
Juan Antonio Morales González
ADTA