Viejos tópicos sobre el agua.

Carta a la Defensora del lector de El País, por Leandro del Moral.

Estas últimas semanas nos hemos encontrado con la desagradable sorpresa de que los viejos tópicos sobre el agua, que creíamos superados, vuelven a reaparecer. Y no sólo en comunicados de prensa de grupos de presión interesados (federaciones de regantes) o medios de comunicación retrógrados, sino en otros como El País.

Desde que empezaron las lluvias y, por fin, afortunadamente, el agua vuelve a circular por los cauces de los ríos de toda España, venimos encontrando artículos en los que, aún aportando datos y testimonios de interés y presentando a veces las diferentes dimensiones del tema (“Las dos caras del temporal”, 3 de enero 2010, El País, Andalucía, por ejemplo), se lanza insistentemente el mensaje arcaico de fondo: se está desperdiciando agua, los ríos están tirando agua al mar, porque no hay presas suficientes. Por ejemplo: “En total, los embalses de la cuenca están aliviando 315 hectómetros, lo que pone en evidencia su exigua capacidad” (El País, Andalucía, 29/12/2009); “Eso sí, el hecho de que más de una veintena de presas estén aliviando agua por estar colmatadas cuestiona la exigua capacidad de embalse en la comunidad” (El País, Andalucía, 3/1/2010); “Desembalsada el agua de cuatro años de consumo”, “… desde la presa sevillana de Alcalá del Río, que recoge el agua aliviada del resto de la cuenca, se han dejado escapar al mar en medio mes unos 1.600 hectómetros cúbicos…” , “Pese a esta situación chocante, la Junta no se plantea, al menos de momento, proyectar nuevas presas en la comunidad” (El País, 10/1/2010).

Es curioso observar que en estas noticias no faltan los datos que contradicen ese mensaje de fondo: se informa, por ejemplo, de que todos los agentes sociales de la cuenca del Guadalquivir están de acuerdo en que no caben más grandes infraestructuras; pero aún así el mensaje de fondo se sigue transmitiendo. Veo en la hemeroteca de El País que la autora de todas estas informaciones (Ginés Donaire) ha escrito en el último mes sobre muchas cuestiones (lluvias, sucesos, economía, política agraria, conflictos políticos, urbanismo, yacimientos arqueológicos…), casi siempre referidas a la provincia de Jaén. Comprendo que no se puede ser especialista en todo, pero un tema tan sensible como el agua, en el que es tan fácil alimentar los viejos tópicos, requiere al menos una supervisión por parte de la redacción de un medio con El País.

Son bastantes años de esfuerzo por parte de muchos técnicos, profesionales y docentes explicando dos cosas. En primer lugar, que, salvando daños lamentables que se deben evitar con medidas de ordenación del territorio y urbanismo, las grandes lluvias y las crecidas de los ríos son una bendición para nuestro medio ambiente, para nuestra economía y para nuestros paisajes; que los ríos lleven agua al mar, a veces en grandes cantidades, es imprescindible para los deltas y estuarios, las costas, las playas y las pesquerías.

En segundo lugar, que en Andalucía, el volumen de embalse, lejos de ser “exiguo”, es inmenso. En la mayor parte de las cuencas hidrográficas ya no es posible materialmente hacer más embalses, ya “no caben más”. Los que se están construyendo en la actualidad, o son embalses laterales que captarán el agua mediante bombeo (Breña II), o reducen la capacidad de regulación de embalses ya existentes aguas abajo (Siles), o tienen grandes inconvenientes de calidad del agua que van a almacenar (Alcolea).

Sólo en la provincia de Málaga algunos siguen planteando la posibilidad de nuevas presas para abastecer a la Costa del Sol, imposibles por las grandes dificultades geotécnicas o la enorme conflictividad social y ambiental que generan (recrecimiento de la Concepción, Genal y Río Grande). La gestión de la sequía en esta provincia ha puesto de manifiesto la operatividad de las políticas de gestión de la demanda (reducción de dotaciones, aumento de la eficiencia) y de las nuevas tecnologías (reutilización y desalinización) para dar cubrir los déficits.

Me ha alegrado observar que mucha gente se ha dado cuenta y se ha molestado por la falta de rigor de la información aportada; pero también estoy seguro de que entre otros muchos lectores ha causado confusión y ha contribuido a arruinar años de esfuerzos en la racionalización y en superación de tópicos en el debate sobre la gestión del agua. Esfuerzos a los que, afortunadamente, contribuyen buena parte de los profesionales de la comunicación

Leandro del Moral Ituarte.
Profesor de la Universidad de Sevilla, mi
embro de la Mesa de Información y Asesoramiento de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, miembro del Consejo de Administración de la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Sevilla (EMASESA).